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 “Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general” (Artículo 128 de la Constitución española)

El movimiento del 15-M ha puesto sobre la mesa un debate que se ha querido hurtar a la ciudadanía española durante los últimos treinta años: el de la imperfecta democracia existente en nuestro país.Miles de personas claman en nuestras calles para exigir democracia real porque entienden, con razón, que no se sienten representados por el régimen bipartidista de hecho que la ley electoral vigente instituyó, principalmente, con el objetivo de excluir a la izquierda menos colaboracionista del escenario político. Porque entienden que la democracia es incompatible con la presentación de docenas de imputados en las listas electorales, con la opacidad en la financiación de los partidos, con la falta de control del patrimonio de quienes dicen servir a los intereses públicos, empezando por el del Jefe del Estado, o con las vergonzosas imágenes de parlamentarios ausentes de sus escaños mientras otros hablan cansinamente al aire. Y también, porque creen, porque creemos, que tampoco se puede hablar de democracia cuando la propiedad de los medios de comunicación se concentra cada vez más en manos de grandes grupos financieros o incluso de fondos especulativos para evitar que se conviertan en espacios para el debate público y a la información objetiva.
Miles de personas reclaman, reclamamos, Democracia Real Ya porque cada vez sentimos más indignación cuando vemos que a quien llama el presidente del gobierno para tratar de hacer frente a la crisis no es a los ciudadanos y ciudadanas que han perdido sus viviendas, a los que están en paro o a los pequeños y medianos empresarios que crean el 90% del empleo existente, sino a los banqueros especuladores y a los directivos empresariales que más naturaleza y empleo destruyen y a quienes utilizan los paraísos fiscales para evadir sus responsabilidades con el Estado y, por tanto, con todos nosotros que sí pagamos impuestos. Y salimos a las calles porque estamos hartos de que se nos llame a votar cada cierto tiempo pero sin que nuestros votos sirvan luego para decidir las cuestiones más importantes que, sin embargo, resuelven a su antojo los poderes fácticos que no se presentan a las elecciones: los banqueros, los jerarcas de la Iglesia Católica, los dirigentes de la patronal y los grandes propietarios, o los dueños de los medios de comunicación más influyentes. 

Reclamamos democracia porque creemos que no podemos hablar de que exista en España cuando tampoco la hay en una Europa que solo da preferencia a los mercados, que renuncia a ser algo más que un gran espacio de libertad financiera al servicio del capital y cuyos dirigentes se dejan dominar por los grupos de presión y poder dedicados a imponer las recetas neoliberales a los pueblos.Reclamamos con razón Democracia Real Ya tratando de conseguir que los derechos políticos y la capacidad de decisión de todos los ciudadanos y ciudadanas sean exactamente los mismos, sin distinción.
Pero, precisamente por eso, no debemos olvidar que será imposible que exista democracia real si no hay democracia económica, es decir si no se garantiza que todos los individuos, también sin distinción, disfruten de ingresos, medios y oportunidades suficientes para vivir y satisfacer con dignidad sus necesidades.
Las políticas económicas neoliberales que se vienen aplicando en los últimos treinta años constituyen de hecho una negación de la democracia porque generan unas condiciones de empleo y unos salarios tan bajos que condenan a millones de trabajadores y trabajadoras a la precariedad constante que les impiden vivir dignamente. Porque permiten que los bancos multipliquen sin límite la creación de deuda que esclaviza a familias y a pequeñas y medianas empresas.

Y es fundamental tener en cuenta que si esta falta de democracia económica impide que se pueda hablar también de democracia política, la ausencia de ambas es la verdadera causa que ha dado lugar a las crisis que estamos viviendo, porque ha dejado sin control a las finanzas especulativas y a los banqueros que han cometido todo tipo de fraudes y engaños. Como, a otra escala, también es la causa de los grandes problemas económicos del mundo de nuestra época entre los que destaca la destrucción de nuestro medio natural, el hambre y la discriminación todavía sufren las mujeres y otros grupos de población como los inmigrantes.
Es completamente impensable, por lo tanto, que podamos resolverlos si no se avanza decisiva y realmente hacia la democracia económica. Y es una mentira gigantesca que se vaya a poder salir de la crisis, como dicen nuestros gobernantes, con reformas laborales y de las pensiones, con políticas de austeridad y con más privatizaciones que lo que hacen es agudizar los problemas que provocaron la crisis y limitar aún más la capacidad de decisión de la ciudadanía, es decir, la democracia.

 Miles de personas lo unico que queremos es poner las cosas en su sitio, los politicos mientes y se piensas que somos tan ingenuos como para creernoslo


 Las mujeres y los hombres corrientes podemos cambiar el rumbo de la historia y podemos evitar que los poderosos impongan siempre a los demás sus intereses. Ahora se puede conseguir en España, y por tanto avanzar hacia la Democracia Real con democracia económica, si se cumplen dos condiciones. Una, que no se renuncie al poder que nace en las calles frente a los impostores que se empeñan en que los demás paguemos la crisis que ellos han provocado. Y otra, que la rebeldía se extienda, como ha empezado tímidamente a extenderse, al conjunto de la Unión Europea porque en ésta última, dominada como está por el poder neoliberal más fundamentalista, es donde se encuentra el eslabón hoy día más determinante de la cadena que nos está esclavizando.

Botín no es el dueño de España. ¡Democracia real YA!







PARA SABER MAS: http://www.democraciarealya.es/

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